domingo, 10 de febrero de 2013

Una revolución en silencio

                    “No soy yo quien grita: es la tierra que ruge…”
                Attila József





Hay un ruido, pura cacofonía, tan repetitivo que hipnotiza ¿Será para que te puedas sacar el carnet de conducir sin pasar nervios? ¡Ay! no solo pone de los nervios si no que tampoco deja oír los sonidos del mundo que se revuelve, sufre, canta, baila, consume, despierta… y se suicida. Es un mantra que taladra los sentidos. Las mentiras, el cinismo en todo su esplendor hasta doblegar el discurrir cotidiano de las cosas.
            Pretenden dar el cambiazo: la actualidad por la realidad, la noticia por el suceso o la catástrofe. Aquello que no se publica, que no se emite; no existe. Cierto, si desconocemos una palabra, desconocemos la experiencia que nos llevaría a ella. Pero me temo que el lenguaje ha sido definitivamente utilizado –es el cuerpo del delito- para asesinar la realidad. Alguien dijo aquello de que la primera víctima en una guerra es la verdad; pues eso, y las consecuencias de ello, un crimen. Lo cual no quita que esta realidad siga fluyendo solita y con testigos de cosas espeluznantes, no obstante  también de otras del genero maravilloso. Pues ¿No hay gente que está depositando su dinero en una banca ética, el consumo colaborativo, la red de iguales o P2P, el coworking, el crowdfunding, y otras iniciativas generadas en la estela de movimientos tipo el 15M que no paran de surgir?
            Para crear una nueva realidad, antes hay que imaginarla y para llevarla a cabo, “una poquita de gente”. La revolución camina en silencio, el resto es ruido y ladridos llenos de furia. 
            ¡A por ellos! Son pocos y cobardes. Es cobarde aquella persona que quiere el mundo solo para sí y no para todos. Y además, la violencia es su única arma. De momento van ganando por goleada. Pero, un triunfo no es una victoria.
            Si se pararan las hormigas ¿Se pararía el mundo?
            ¿Oís el rumor de las calaveras que flotan?

sábado, 21 de abril de 2012

A través de la noche

No puedo ver, a través de la noche, las llamas de un amanecer tedioso y oscuro. La liebre corre entre la hierba con las orejas como estandartes de jinetes orientales y mi perra da carreras en círculos, sin verla; pero tocándolas por donde ha pasado. La una por un lado y la otra por otro, justo el contrario. Mejor así, pues de la comunicación de estas dos, habría surgido un festín. Sigo por el camino con ánimo de pisar firme, que no se mueva demasiado el suelo. Mi perra hace su cruzada en paralelo, fuera del camino, siempre adelante, siempre por delante: es una líder y yo, la manada.

sábado, 1 de octubre de 2011

sábado, 24 de septiembre de 2011

El puntero

Siento el día de hoy, de ayer, el inmediato mañana, como el golpe sobre la cabeza de mi compañera, propinado por la monja de turno de aquel lejano curso. El puntero, con el que señalaba el mapa del mundo colgado sobre la pizarra, se partió en dos. El mapa era diferente del actual, el mundo no; cuando parecía que nos alejábamos de las desigualdades y de la injusticia, vuelven a caer sobre los más débiles, sobre todos nosotros. Esta vez no se parte el puntero sobre la más débil de la clase, la más pobre, la que no lleva uniforme porque no se lo puede pagar, la gratuita,  decían. Su educación era un regalo, un favor, no un derecho. Esta vez el puntero no se parte porque no se ve, te arrolla, te parte las costillas y te roba el alma. Estoy con todos los que se resisten a la nada de la miseria y la esclavitud. Lástima que no coordinemos más los esfuerzos entre los pueblos.